El equipo de Olvidados sigue trabajando sin parar para llegar al mayor número de familias posible. A pesar de las pocas horas de sueño y del cansancio, nos cuentan que la experiencia no puede estar siendo más enriquecedora y exitosa, pues a medida que van visitando asentamientos se encuentran con nuevas necesidades que atender, y así están pudiendo ocuparse de algunas emergencias surgidas sobre el terreno que de otra forma no podrían haber satisfecho. ¡Gracias a todos por seguir con vuestro apoyo!
Hoy el día comienza recogiendo las cajas con productos básicos que fueron a comprar a un mayorista el primer día, y que tiene listas en un camión para hacer los repartos. Su primer destino es una pequeña aldea, muy humilde y con recursos escasos, donde se encuentra un asentamiento de refugiados sirios en el que viven multitud de niños.
Esto es lo que nos cuentan:
“Al llegar a esta aldea, donde viven 135 familias, nos sorprende la situación tan precaria en la que se encuentran estos niños: algunos van descalzos, algunos tienen los dedos de los pies deformados por no llevar el calzado adecuado a su talla, y otros llevan la ropa rota. Nos encoge el corazón pensar en cómo pasan la noche, puesto que aquí las temperaturas bajan muchísimo y hay mucha humedad. Nuestra intención es volver antes de irnos y cubrir algunas necesidades más básicas y urgentes que hemos detectado.
Aún así, el ambiente es estupendo, los niños nos sonríen y nos cantan, nos buscan e intentan contarnos cosas de su vida… ¡es emocionante! Ha salido un poco el sol, y en la aldea se respira un ambiente festivo con nuestra llegada.
Como ya os contábamos anteriormente, trabajamos desde hace años con familias refugiadas y asentadas en la zona desde que consiguieron huir de su país en guerra. Las personas encargadas de ayudar a estas familias son un matrimonio de catedráticos que trabajaban en la Universidad de Siria hasta que estalló la guerra. Actualmente viven en la zona turca cerca de la frontera, y cuidan de un total de 275 familias, todas ellas refugiadas. Algunos de los hijos de este matrimonio lograron huir del país, pero otros continúan en Siria y llevan sin verles casi 10 años, los mismos que dura esta interminable guerra.
“Ha sido muy emotivo volver a encontrarles y llevarles las cajas con productos básicos, que tanto nos agradecen. Nos sentamos a tomar un té con ellos y recordamos nuestros anteriores viajes: cada vez que nos reunimos se nos llena el corazón de agradecimiento y de alegría al ver la fortaleza, la entrega y la plena dedicación con la que trabajan, a pesar de su edad”
“Después de este reparto con las familias, hemos visitado otro orfanato muy humilde en el que viven 35 niños, sin sus padres que murieron a causa de la guerra, y nos esperan emocionados. En sus miradas profundas vemos reflejado el horror de la guerra, a pesar de la alegría con la que nos reciben y juegan. La sorpresa ha sido inmensa cuando les hemos llevado juguetes, pelotas, cuadernos y colores para pintar, cochecitos…y hemos compartido con ellos un buen rato de alegría y de juegos. Estamos conmovidas, por favor compartid con todo el mundo para que sepan que necesitamos donaciones.”
¡Gracias por vuestro apoyo! Seguimos necesitando donaciones para poder continuar con nuestra labor aquí, y llegar al máximo número de personas.