Nuestras compañeras ya han llegado a Turquía, a la zona fronteriza con Siria. Se encuentran a pocos kilómetros de los campos de desplazados internos que están sufriendo las consecuencias devastadoras de un invierno frío sin precedentes, castigados por tormentas de nieve que han dejado temperaturas bajo cero durante semanas. El equipo de olVIDAdos ya se ha puesto en marcha, y su prioridad es comprar leña, carbón y harina, de forma que llegue con la máxima urgencia a los campos. Nuestra contraparte local nos informa que, además, nuevos bombardeos están sucediendo en la zona, lo que complica aún más la situación de miles de familias desplazadas por la guerra.
Nuestras compañeras nos cuentan cómo ha sido su día: “Hoy hemos visitado un orfanato de niños huérfanos de la guerra y nos hemos reído mucho con ellos, hemos jugado, saltado, cantado, reído… Al llegar, nos ha impresionado mucho la relación tan bonita que hay entre ellos y el ambiente de comunidad que se respira. Los niños se asomaban para vernos, nos iban dirigiendo e intentando entendernos, se reían, corrían detrás nuestro… Ha sido muy bonito, estaban todos muy contentos de vernos… No sabían dónde estaba España y les vamos a comprar un mapa para que sepan dónde estamos. Cuando hemos llegado algunos estaban en clase, y nos han explicado que a los niños les cuesta mucho la adaptación a las escuelas turcas, porque tienen que aprender el idioma turco y ellos sólo hablan árabe. Cada día de la semana vienen voluntarios turcos locales a darles clases de turco como refuerzo, para que puedan seguir las clases de la escuela. En este orfanato que tiene varias plantas, hay unos apartamentos pequeñitos que solo tienen una habitación. En cada apartamento hay dos familias: dos madres con sus hijos, porque son madres viudas. El ambiente de comunidad nos ha impresionado mucho y el encuentro ha sido precioso. Les queremos organizar una fiesta sorpresa el domingo y estamos seguras de que lo van a disfrutar muchísimo.” “Después de este encuentro fuimos a ver a las mujeres viudas de esta interminable guerra a las que conocíamos de nuestro último viaje. Ellas nos miran con una gran tristeza en sus caras, sorprendidas porque estuviéramos allí acompañándolas, y querían saber cosas de nosotras, de nuestros país, de cómo eran nuestras vidas. Mañana tendremos un encuentro con ellas para bailar juntas y compartir momentos. Nos gustaría comprarles juguetes y zapatos para sus hijos. Ha sido una experiencia preciosa, podemos aprender mucho de ellas y transmtirles todo vuestro apoyo”.
En la zona turca, trabajamos desde hace años con familias refugiadas y asentadas en la zona desde que consiguieron huir de su país en guerra. Nuestras compañeras negocian directamente con los mayoristas, ahorrando así en costes, de forma que cada familia atendida reciba una caja con alimentos básicos no perecederos: arroz, legumbres, aceite, pañales, etc…
“Aquí son las 21.35 y llevamos 4 horas negociando las cajas de alimentos para las familias, según van llegando las donaciones vamos aumentando el pedido, ¡Mil gracias por vuestro apoyo!”
A nuestro regreso por las calles de la parte antigua de este pueblecito en el que nos encontramos, hacemos una reflexión de todo lo que ha pasado este día: Existe una frontera entre dos países que impide que las familias puedan estar juntas y que todos sus sueños y su vida se han quedado detrás de estos muros. Necesitamos vuestro apoyo, por favor, transmitidlo a vuestros amigos y conocidos, y así poder llegar al mayor número de familias afectadas por la guerra.
¡Apóyanos!