Muchas cosas están cambiando con la llegada del otoño en los campos de refugiados del norte de Grecia. Desde final de verano los propios refugiados y asociaciones que trabajamos juntos allí veníamos reclamando medidas urgentes para el invierno. Los campos y las tiendas no están preparadas para las bajas temperaturas y las lluvias y muchas personas no iban a sobrevivir un invierno a la intemperie.
Desde hace unas cuantas semanas ACNUR ha empezado a recolocar en hoteles y albergues de montaña a las familias más vulnerables, principalmente mayores, mujeres solas con niños o personas enfermas. Esto está ocurriendo en los campos de Katsikas, Filippiada y en el campo de los Yazidíes, donde Olvidados apoya. El campo de Tsepelovo se está vaciando. Las personas que quedaban están siendo realojadas en hoteles. Desgraciadamente tenemos menos comunicación con las personas reubicadas, pues se encuentran en otras zonas, pero sabemos que están contentas por tener un techo, un baño y no pasar frío. La parte negativa del realojo es que muchos nos cuentan que se sienten aislados, no tienen actividades diarias como tenían en el campo ni espacios de esparcimiento y echan de menos el contacto con los voluntarios.